Lo cotidiano es lo más importante
Aunque trabajó durante cuarenta años
en los Altos Hornos,
en su interior había todavía un labrador.
En octubre, asaba pimientos rojos
con su soldador
en su balcón de casa de barrio.
Su voz era capaz de hacer callar
a cualquiera.
Sólo su hija se atrevía con él.
Él nunca decía te quiero.
El tabaco y el polvo de acero quemaron
sus cuerdas vocales.
Dos amapolas a punto de caer.
Cuando se jubiló, su hija se casó a otra ciudad.
Él le hizo un regalo.
Había ido sacando piezas de la fábrica.
Poco a poco, sus manos
soldaron una cama de acero.
Él nunca decía te quiero
Lo dijo Mallory cuando se le preguntó por su insistencia en ascender el Everest. La creo válida para cada uno de los proyectos y aspiraciones singulares, grupales...conocidas ó aún por descubrir, que son posibles por el empeño en llevarlas a cabo,...y también para aquellas personas, que se vuelven coherentes ante nuestros ojos,...normalmente pasado un tiempo . Las que aquí mostraré en forma de imágenes, son parte de mi historia personal .También añadiré algunos gustos y aficiones .
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