Lo dijo
Mallory cuando se le preguntó por su insistencia en ascender el Everest. La creo válida para cada uno de los proyectos y aspiraciones singulares, grupales...conocidas ó aún por descubrir, que son posibles por el empeño en llevarlas a cabo,...y también para aquellas personas, que se vuelven coherentes ante nuestros ojos,...normalmente pasado un tiempo . Las que aquí mostraré en forma de imágenes, son parte de mi historia personal .También añadiré algunos gustos y aficiones .

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sábado, 1 de mayo de 2010

Los esclavos de la soledad

Acabo de leerlo , y coincidiendo con lo que dice  Doris Lessing en su prólogo,  hay dos cosas que mencionar previamente en relación al autor y su obra : la primera es que Patrick Hamilton probablemente es un escritor injustamente olvidado, y lo digo , aunque éste es el único libro suyo que he leído, pués he agradecido su forma meticulosa y detallista , en el más amplio sentido del término, de escribir, y la segunda,  que los retratos de los personajes también a mí me han parecido muy gráficos , muy descriptivos, la mayoría de las ocasiones ( a veces falta darles la forma definitiva, ó aparecen y desaparecen de forma un tanto sorprendente en la trama).
La verdad es que no hay ningún rastro de romanticismo ni de heroísmo en este libro. Al contrario, se nos cuenta una guerra de resistencia en la que el principal enemigo no son el nazismo ni su barbarie, sino la mezquindad, la ruindad, la crueldad, el egoísmo, la cobardía... de los huéspedes de una vulgar pensión de Thames Lockdon: Rosamund Tea Rooms, cercana a Londres. A ella ha ido a parar la señorita Roach, a  causa de los bombardeos (es 1944) que llevan a cabo los nazis sobre Londres durante la Segunda Guerra Mundial . Nuestro personaje central es una antigua maestra de escuela, próxima a la cuarentena, valiente y honestamente resignada a una más que segura soltería y que, para su desgracia, se ha convertido en el blanco del burlón y despiadado acoso del repugnante señor Thwaites y la intrigante alemana Vicki, ambos  huespedes de la pensión,  así como de los devaneos del Teniente Pike, militar norteamericano "alojado" en suelo británico. 
Esta excelente novela  ( podría representarse perfectamente en forma teatral), no retrata una Segunda Guerra Mundial al uso, pero sus páginas sí están llenas del dolor, la crudeza y la amargura, de las vidas grises , y  echadas a perder , quizá no del todo aún, de sus personajes, Los esclavos de la soledad.

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